Tu vives hoy y siempre
en mi vida y corazón.
Te llevo en mi pecho muy clavado
porque eres eterno pan de amor.
A ti es que quiero yo ver,
abrir mis brazos
sabiendo que abrazo al Amor.
Eres pura luz, pura paz y perdón.
No me centro yo en tus llagas,
ni en las heridas que pudieron quedar ancladas.
Me centro en la belleza
que tu mensaje abrigó:
Un Dios, un padre amante
incapaz de lastimarme.
Un amoroso y tierno amigo
que conoce bien mi corazón
y me ama sin prejuicios.