Me detengo un instante,
a querer comprenderlo.
No me sobran palabras,
tampoco pensamientos.
Me detengo y analizo
lo claro que está siendo,
y me lo pregunto nuevamente:
¿Es que acaso no estaba claro?
¿Que por qué pasó?
yo tampoco lo se.
Me imagino que no era el lugar
ni el momento talvez.
La verdad ya no importa, lo que importa es que aprendimos.
Y habiendo aprendido nos damos un impulso a continuar,
no ya con la esperanza, pero sí con la confianza
que susurra al oído la hermosa tonada
de que todo es perfecto si lo dejas hacer.