A veces se hace difícil aprender a callar,
sobre todo callar los pensamientos
aquéllos que no te dejan actuar.
Hay veces que el alma se acongoja
y a pesar de saber que todo está bien
caes en un leve episodio de tristeza.
Me siento un poco herida
por haber dejado ir
aquella oportunidad
que alimentaba mi sentir.
Ya no quiero preocuparme
porque se que como esté
hay un Padre tan amante
que me mantiene Siempre viva en fe.
Responder