Y el tiempo pasa como agua en corriente,
y así mismo aclara toda la penumbra.
Los pensamientos se aclaran
y el entendimiento se produce con discernimiento.
Entonces veo, en el claro que queda
en el rincón de mi cuarto,
una señal de luz que me abraza y me hace reflexionar:
La vida es más linda, sin contrariedad.
Esta reflexión me permite ver que lo que miraba antes
había sólo sido un desvirtuado pensamiento
que quizá mi alma por ser tan corta y tan vaga
buscaba con anhelo.
Todo huele a claridad:
La brisa refrescante se acelera
cae con dulzura en el centro de la grieta
y cura cualquier rastro de ansiedad.
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