Tócame profundamente,
que tu caricia despierte en mí
la conciencia no sólo de amarte más,
sino aquella que me permite entender
tu maravillosa creación.
Tócame de tal manera
que mi pensamiento se vuelque en palabras,
y pueda así expresar la maravilla de tu amor.
Tócame, tócame con delicada fuerza,
y que en ese tacto pueda todo lo que soy ser liberado
para ver la gracia y depositarla en cada hermano.
Tócame Señor,
y susurra a mis oídos
la palabra hermosa que viene de vos,
la esperanza, la belleza y el perdón.
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