Viendo un punto fijo me encuentro,
tratando de concentrarme.
Viendo me concentro y me entretengo
entre los árboles cargados de oxígeno,
árboles que mueven sus ramas al compás del viento.
Es mirando a la nada que percibo el aire,
suspiro fuerte y me desahogo
en el grito a penas salido
de la frustración y rabieta que del alma sale.
¡Cuánta paz percibo!
Se precipita la calma,
se hace claro el pensamiento
y resuena el eco inefable
de que por acá estás tú
dirigiendo mis pasos.
No estoy sola,
una vez más compruebo tu presencia.
Eres el sol que me ilumina
y alumbra mi existencia.
A ti gracias! 🙂