Escucho a mi mente susurrar las palabras,
asimismo el murmurar de una buena tonada.
Es la melodía que mi boca apresa y no deja pasar.
Esa melodía que escondida queda entre mi boca
y muda suena al no avanzar.
¿Por qué he frenado la magia? ¿Por qué he quedado vacía?
¿Por qué ha cesado la inspiración? ¿Por qué han parado las ganas
y me quedado tan fría?
¿Es acaso la vida misma que nos envuelve, nos ahoga
y nos deja sin pasión?
Hoy podría retomar los versos, las palabras, los anhelos,
y las melodías infiltradas del amor.
Que fluyan en mí, las letras, la abundancia,
la cercanía hecha distancia, la paz y la armonía;
y dejen de existir las palabras vacías,
y nunca existan ya las letras reprimidas.
©Carol Solís 2016
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