
Sin pensarlo, sin ni siquiera intuirlo,
te convertiste en mi mundo,
ese mundo donde no existe el tiempo,
donde mi alma respira, pero llora por estar tan lejos…
aunque cerca.
Te convertiste en mi mundo
y me olvidé del mundo que inusitado queda
en el espacio que abarcamos,
en el espacio en el que no cabemos.
Te recordé, al fin te recordé,
y solo pude dar las gracias por lo que fue.
Te recordé, te extrañé, te hallé…
y te volví a extrañar.
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