
Acabábamos de despegar y la nube azul apareció.
Es como si al ver la luz azul me encontrara con tu presencia, como que me sintiera acompañada, como si en esa luz me hicieras un guiño y en ese guiño llegara un susurro diciéndome: recuérdame Carol, estoy aquí contigo y siempre lo he estado.
Es como encontrarme con tu esencia, con esa luz azul sanadora, esa que sana no solamente cualquier dolencia de este cuerpo, pero aquella de espíritu y de mente.
Fue como verte en un momento y encontrarme en paz, y revisar mis sentimientos, y ver lo bello en este cuerpo, en este espíritu que me encierra.
Fue como ver mis desaciertos y mis batallas no peleadas, y la tortura que el ansía a veces trae de la mano y entender que todos esos momentos son pequeñeces cuando estoy a tu lado.
Has sin duda sanado el dolor más recóndito. Fue traer a mi recuerdo todo aquel sentimiento que me hirió algún día y que yo creía ya sano, pero que seguro no lo estaba porque regresó por segundos y al fin lo vi desaparecerse.
Y fue, con esa luz gloriosa, con ese azul intenso, que redescubrí mi ser.
Hoy, sin duda pienso que nos hemos encontrado, y que este viaje que hoy emprendo será ya no de dudas sino de amorosos recuerdos y encuentros.
Gracias querido amigo. Igualmente te deseo unas felices fiestas llenas de bendiciones!