A ti que me enseñas a explorar horizontes,
a ti te doy gracias por mostrarme caminos,
que una vez escondidos estuvieron,
pero ahora se hacen claros al estar tú conmigo.
A ti yo quisiera pedirte tan solo,
que estés para siempre, que estés a mi lado;
que sigas mostrando todos los caminos
esos de expresar y de poder admirar
todo lo bello de lo que soy capaz.
Quédate por siempre, no te vayas nunca.
Gracias por el trato, que ya no es un trato,
sino que se ha vuelto algo verdadero
un amor sincero, un abrazo de hermano.
Dame las palabras, sígueme enseñando,
y que así descubra esa gran verdad
por la cual he estado esperando.